sábado, 29 de septiembre de 2012

De como caretear una sobreprotección desmedida

La decisión está tomada: Lisandro el año que viene empieza el jardín. Como buenos primerizos que somos y con la ignorancia del caso, una vez más la pediatra, la Virginia Lagos de los niños, la voz autorizada, nos ganó la batalla. "Mis dos hijos fueron al jardín Con-Vivencias, y la experiencia fue espectacular. Hacen pan, les enseñan a hacer piruetas en la colchoneta, van con su joggincito (no podía faltar el diminutivo)... por qué no llaman?". Fue así que ayer asistimos a nuestra primera reunión en un jardín de infantes. Salí de mi trabajo echando humo, a las corridas, desesperada por llegar a horario y como siempre llegué 15 minutos más tarde de comenzada la reunión. El lugar es una gran... no, perdón, GRAN casa reciclada para colegio, divina, con muchos colores, rejas, obvio (la inseguridattttt), cartulinas y olor a niños. Me encontré con un grupito de madres/padres inertes frente al power point que presentaba a la institución. En medio de todos ellos estaban los dos: Lisandro, de ojos renegridos y chupete saltón, y el padre, ambos despeinados, con actitud sospechosa para la comunidad seguramente, casi con postura marxista sentados atrás de todo como corresponde. "Por eso te elegí" pensaba mientras lo saludaba a mi pajarito desentendiéndome del resto. Escuchamos la propuesta sin dejar de llevar todo a nuestros límites, a nuestra forma retorcida y adorable de ver las cosas. En un momento, la señora que nos explicaba las pautas del lugar con el afán y la pasión de un compañero que te dice las 20 verdades peronistas, nos cuenta que "los chiquitos hicieron una mini empresa. Los llevamos a la panadería más cercana, les enseñamos a tomar roles, y entonces uno se puso en el papel del panadero, otro en el del que está atrás del mostrador, otro en el del delivery, y blablabla". Automáticamente mi cabeza no dejaba de reproducir la dialéctica hegeliana del amo y del esclavo y en un arrebato de ira me contuve de gritar tirándome de los pelos "Y EL PATRÓN???? EH??? QUIÉN ERA EL PATRÓN????!!!!!"... Pero ya ven, la terapia me está conteniendo bastante. Luego de la presentación recorrimos el lugar... Una de las madres que nos acompañaba era china. Si. China. Y no dejaba de observar a nuestro León. No le dijimos nada porque no nos dio la confianza pero realmente nuestro hijo es vietnamita o algo así, era igual a esa mujer.
Finalizado el recorrido, nos saludamos con la señora del jardín quien mirándome fijo pronunció lo que no debía "disculpame, te lo deben haber dicho... sos igual a Agustina Cherri... sos la hermana?"... mi compañero, fiel a su estilo, le contestó que sí, que él es el hermano gemelo de Gastón Pauls y que estafamos gente. Risas. Sudor de mi parte. Verguenza. ACV. Muerte. Bueno no, pero no sabía adónde meterme.
Llegamos a la conclusión de que más allá de las diferencias que vamos a tener con todas las instituciones, aún así las públicas, no podemos formar a un anarquista desde tan pequeño. La reflexión de mi compañero fue "que se haga anarquista de grande"... Y bueno, tendremos que asumir que nuestro pequeño pajarito está creciendo.
Así que amigos, el año que viene, mi bombón irá al jardín. Abrácenme. Quiéranme. Necesito contención. NO QUIERO QUE CREZCA, NO QUIERO QUE SOCIABILICE, NO QUIERO QUE TENGA NOVIA, DOCTORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR! *convulsiona. Se mama con Amarula. Ríe a carcajadas. Se corta las venas con un grisín. Fracasa. Se deprime*

2 comentarios:

Puck dijo...

Loca, como todas las madres!

guille sandrini dijo...

Un día, cuando deje a su hijo en el jardín y él con lagrimas en los ojos le diga 'que no lo deje" su corazón se verá estrujado por la mano fuerte de la culpa, entonces se sentirá la peor persona sobre la faz de la tierra.
Esa es la contradicción de ser padres, amamos locamente a nuestros hijos y todas nuestras acciones se dirigen a que se liberen de nosotros, que sean personas libres. El mío está en la Universidad, por eso es que se lo digo.