"En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.
En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente
del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él
llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de
cinco amigos: las llaves que lo salvaron" de Eduardo Galeano
En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente
del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él
llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de
cinco amigos: las llaves que lo salvaron" de Eduardo Galeano
No suelo festejar el día del amigo de manera convencional. Soy más bien reticente a las fechas impuestas, y por supuesto, a la hipocresía contagiosa de saludar a quien tal vez está en la categoría de mis conocidos pero que dista de llamarse amigo.
Si los cuento, no llegan a diez. A los del alma me refiero. Esos a los que no les importa si los llamás todos los días, si mirás el mismo programa de tv o hasta si pensás de la misma manera. Tengo amigos que están en las antípodas de mi ideología y sin embargo, la vida me enseñó a ejercitar con ellos la tolerancia y hoy me resulta más que respetuoso saber que no piensan de la misma manera pero que por amor a nuestra amistad, me acompañarían en cada una de mis decisiones.
Tengo amigos con los que comparto mi pasión por el arte. Amigos que encontré de grande porque el dolor hace que funciones como un imán, y la alegría de saber que hemos vivido situaciones complicadas casi en el mismo momento alivia la carga. Entonces el dolor se licúa, y comienza a aflorar el disfrute de sentir que lo malo quedó atrás y hoy estamos festejando una sonrisa.
Tengo amigos tercos, competitivos, irreverentes, luchadores. Amigos que me entienden en el momento indicado y amigos que me comprenden un tiempo después, pero siguen a mi lado a pesar de todo. En definitiva, no estoy sola.
Cuando leí el texto de Galeano pensé en los años de terror que vivimos en el país y de manera casi exacta vi los rostros de mis amigos que me hubieran "escondido" en su casa. Y si, no me equivoqué al elegirlos. La lealtad de quienes hoy llamo AMIGOS es inmensa, y eso me llena de orgullo.
Brindo por los que tengo a mi lado. Brindo por cada uno de ustedes y en especial, brindo por vos Andre, que tu lucha te hace única. Admiro la entereza que aún en los peores momentos conservas intacta.
Gracias a la vida por los que van de mi mano.
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