En el medio del mar varias veces me acordé de mi mamá. Recordaba su sonrisa y su coquetería, pensaba qué me diría al verme maquillar todas las noches, poniéndome linda como ella decía, usando ropa que nunca uso. En el teatro del crucero, también la pensé. Me hubiera encantado que viajáramos las dos, doy fe. Llevarla a lugares que yo no elegiría sólo para verla feliz. Comprarle vestidos, zapatos, hacerla reír, hacerla pasar vergüenza para que me rete. Una noche en la que mis amigas se fueron a dormir me quedé sola en el bar que siempre tenía música en vivo y me imaginé ahí con ella. Antes de sentarme en la barra, pasé por la perfumería y me probé el Poison, su perfume preferido. Entonces una y otra vez olía mi brazo mientras sus gestos venían a mi cabeza, al compás de canciones que seguramente desde el cielo estaba eligiendo para mí.
Este año terminó de cambiar mi parecer frente a la vida. Es sabido que soy mandada, pero aún en mis impulsos pienso mucho en lo que puede pasar. Siempre fui de guionar imaginariamente los días, pero la partida de mamá de un momento al otro me reinvento. El cáncer de mis amigas me sacudió de vereda. El trabajo, mi hijo, mis sentimientos, todo se vio revolucionado. Entonces empecé a vivir tratando de no pensar tanto en lo que puede suceder. Me animé a dejar los miedos de lado, total, si las cosas salen mal tendré que seguir aprendiendo, y si salen bien, seré feliz... ni más ni menos. Mandar a la mierda a varias personas no es el fin del mundo. Al contrario, es el comienzo de uno distinto. Más sano. Más auténtico. Bailar, cantar y abrazar fuerte cuando uno lo necesita es mejor remedio que un psicofármaco muchas veces. No solía emocionarme adelante de mis amigos y este año me dejé abordar por todo lo que me pasaba por las venas. Sentí diferente. Respiré sinceridad. Y me conocieron de otra forma.
Recién me pasó de agarrar el teléfono y querer hablar con mi mamá. Son difíciles las ausencias. Complejas. Miraba los contactos y ya no la tengo. Obvio, claro que está conmigo igual. Pero necesitaba escucharla. Un ratito...
Ojalá entendamos que la vida pasa por vivir, no por postergar. Que hoy es ahora, no mañana. Que los recuerdos son lindos compartidos, no solos. Animarse a volver a empezar siempre pero siempre es mejor que quedarse con las ganas.
No seamos cagones. Amemos con todo lo que tenemos por entregar, que ahora es cuando.