sábado, 26 de febrero de 2011

Un día como hoy -19 de febrero-

Todo empezó allá por el año 2000. Corría el mes de junio, finales de otoño para ser más exacta. Aquel día mi compañero llegó a la casa de mis padres temblando. Lo miré, le pregunté qué le pasaba y con la voz un tanto quebrada por los nervios me dijo emocionado: Voy a ser tío; mi hermana va a ser mamá… Nos quedamos en silencio, parados en la vereda sin escuchar a los autos que pasaban rápido, corriendo picadas en plena avenida. Se detuvo el tiempo entre él y yo. En aquel momento se me mezclaron muchas sensaciones, pero principalmente me asaltó la duda de saber si podía considerarme tía también. Nosotros éramos algo, pero no sabíamos qué. Las definiciones no nos gustaban demasiado, entonces habíamos convenido tácitamente no considerarnos novios. Nos teníamos y punto, y eso nos atrapaba. Pero ahora me tocaba definirme dentro de un título que sin dudas quería estrenar. Porque quería ser parte de esa historia, porque me emocioné tanto como él con la noticia y porque su hermana, tan hermosa y con una gran personalidad, se había criado conmigo en el mismo estudio de danzas clásicas. Casualidades de la vida, o caprichos del destino. Vaya uno a saber.

Lo abracé fuerte, lo felicité y los dos comenzamos a caminar sin rumbo hasta que se hizo de noche. El día no terminaba. Llegamos hasta la puerta de su casa, Martín aún estaba sorprendido. ¿Y Claudia? preguntó a su mamá que se asomaba al portón. No está, salió. No importa, vengo mañana, ¿querés? Y de paso comemos algo acá, le dije. Me miró, me acompañó hasta la esquina y sin darme cuenta, me dio la mano. Nunca habíamos caminado de la mano hasta ése momento. Allí supe que era tía, y nada más me importó.

La panza crecía a pasos agigantados, conocí las ecografías, los estudios que se le hacen a las mujeres embarazadas, los cambios físicos, todo a través de ése bebé que estaba por venir. “Es una nena y se va a llamar Ornella”. A partir del quinto mes, comenzamos a imaginarla, le dimos identidad a través de ese nombre tan imponente. La dibujamos con nuestras mentes, la esperamos, la vivimos, le compramos chupetes, comenzamos a habitar un mundo que jamás habíamos conocido antes. Hasta que llegó el día.

Salía de una clase de danzas y me sonó el teléfono. Urgente me dirigí hasta el sanatorio para verlo a mi compañero. Ahí estaba, más nervioso que nunca, inquieto. Comenzó a ir de un lado al otro, hasta que lo perdí de vista. Estaban su papá y su mamá, emocionados y en silencio. Pasaban los minutos y él no aparecía. Comencé a impacientarme hasta que en un momento, se acercó la enfermera para decirnos que al fin Ornella estaba entre nosotros. La felicidad invadió el sanatorio. Los flamantes abuelos me abrazaron fuerte, y de repente apareció Martín con lágrimas en los ojos. Apenas me vio dijo “nació mi sobrina”, y comenzamos a reír. En medio de tanto alboroto, se corrió una cortina de tela que daba a una habitación y vimos que alguien nos hacía señas. Era la enfermera con la chiquita en brazos. Bella. Única. Mi vida estaba en esas manitos. Latía con ella. Y ahí mismo cuando la vi, dije en voz baja mientras apoyaba la mano en el vidrio que nos separaba: Nació mi sobrina.

Hace diez años que la veo crecer. La amo tanto que no alcanzan las palabras para describir lo que me genera. Hoy celebro su cumpleaños, viéndola tan mujercita y nena a la vez, emocionándome como el primer día que me dijo tía, como el primer día que me sentí parte de su historia.

¡Feliz cumple bonita! Que se cumplan todos tus sueños.

La tía loca.

lunes, 14 de febrero de 2011

Diez consejos prácticos para mujeres modernas -yendo por la banquina-

1) Beba café. Mucho. Tome café hasta la madrugada. Sienta que no puede quedarse quieta. Rompa bien los huevos. Cuestione todo el tiempo cosas sin sentido. Adore sus bigotes, luego depile la zona. Beba más café. Si no se duerme, golpéese la cabeza contra la pared y respire hondo. Descansará. No se drogue -por ahora, en la segunda etapa va faso en lugar de adoración al bozo-.

2) Si siente que los años están haciendo estragos con su resistencia y los pechos que otrora turgentes hoy le rozan la panza, haga esta prueba: a la mañana, antes de tomar el tren, vuelva a la infancia. Si sale con el tiempo justo juegue un ring raje, salga corriendo, libere una puteada al viento y abra los esfínteres mientras salta al compás de "I'm singing in the rain". Llegue al tren transpirada. No lo disimule, es usted la del chivo. Sonría.

3) Microrrelato de autoayuda para los días femeninos: Para que la bronca no se adueñe de usted, píntese la cara de verde esperanza con alguna témpera que tenga a mano. Tírese un frasco de azúcar encima para endulzar los malos momentos. Coloque la cabeza en el freezer unos 30'', y por último, métase un palo en el culo y salga corriendo al grito de
“A volar chupetín de menta”. Verá que pronto estará calmada y feliz.

4) Si le pica la cola en el trabajo, le propongo lo siguiente: tome una birome preferentemente de color azul y vaya al baño. Coloque la misma entre sus nalgas, contraiga glúteos y camine por el toilette. Si entra una compañera, le explica que está ejercitando su letra del orto, o bien, que está dibujando castillos en al aire. Le dejará de picar seguro. Finalmente sonría. Salga a la vida.

5) Noche de viernes: Se compra un vinito tinto, lo descorcha y se sirve una buena cantidad. Se dirige al baño con la copa, le hace chinchín al espejo, y luego, fondo blanco. Vuelve al living, repite la secuencia hasta acabar la botella. En el último chinchín intenta eructar mirándose al espejo. Se dice provecho, se ríe, baila una cumbia y se unta la cara con aceite de oliva. Siéntase tomate perita. Duerma contenta.

6) Calor. De repente se levanta a la mañana y descubre que su mentón tiene un vello negro. Se da cuenta de que es primavera, que todo florece, y entonces: Por qué Ud. no? Decórese. Pinte una flor en el pelo de su barba, hágase un lunar en el bozo y dibuje sus cejas unidas. Coloque en sus pechos dos tazas y en el culo un cartel que diga Frida Cardo. Sonría y mueva sus curvas en el subte. Nalgada al chancho y a vivir.

7) ¿Espera un llamado especial? ¿Está ansiosa? Corra al espejo. Mírese. Repita en voz alta: "ansiedad peculiar, llamará pa' culear". Dígalo reiteradas veces. Grítelo. Sacuda las caderas al ritmo de "lindo capullo de alelí". Tírese un beso y pégueselo en la frente. Shhh, suena. Atienda. Si es él, mándelo a cagar por las dudas. Hoy: cavado y tira de cola para Ud. solita!!!!.

8) Tiene mal de amores? Haga lo siguiente: tome un puñado de sal gruesa y colóquelo en su silla. Siéntese tranquila intentando moler los granos con su cola. Luego levántese y coloque lo que quedó de sal en una olla con agua. Por último, siéntese en la olla así se le traba el culo y vaya a comprar flores para Ud. al grito
de "la sal de la vida la tengo en esta cacerola!". Sonría. Abrácese mientras camina.

9) Reviva su rostro. Coloque dos rodajas de pepino en sus ojos, zanahoria rallada en sus mejillas, un huevo duro en la nariz y remolacha en sus labios. Sale a gusto. Conquístelo con esta máscara, déjese comer. Lea junto con él de vez en cuando el diario Olé. Si están mirando un partido, grite “Ehhhhhh puto eso fue falta”, tocándose un huevo imaginario. Serán felices seguro.

10) Aprendiendo a manejar? Piérdale el miedo. Decore la palanca de cambio con una carita de cartulina color rosa y sonriente. Si la putean, agarre la carita y salude a quien le dijo el improperio. Toque bocina sin parar y vaya todo el tiempo con las luces de giro puestas para que no se olvide de ponerlas en caso de necesitarlas, y de paso despistar a quien se atreva a seguirla. Sea feliz.