jueves, 27 de septiembre de 2007

Aprender


La vida se encargó de darme las cachetadas necesarias como para que creciera de una buena vez. El destino se dio el gusto de burlarse de mí lo suficiente y, cuando se sentó a mi lado, advirtió: "tus días serán extremadamente ciclotímicos como para que no te aburras, te desorientes y necesites volver a empezar todo el tiempo, pero te puedo asegurar que tus instantes de felicidad serán inolvidables, e incomparables con lo que puedas imaginarte". Así fue.

Soy una mujer frágil que no lo aparenta, e intento vivir mi presente como si fuera el último... arrebatada y exagerada con mis pasiones, camino tratando de llenar mis pulmones de aire puro para no ahogarme con la angustia que, insolente, me asalta cuando se le da la gana. No por mi, sino por la prepotencia de quienes se empeñan en oscurecer lo que siento.

RESPETO... eso me dejó la vida. Aprendí lo que es el respeto. Me enseñó a caminar sobre el fuego, a quemarme, a lastimarme, y a pesar de todo, me explicó que no odiara porque me llenaría de resentemientos, de cáncer... Me hizo llorar hasta secarme por dentro, hasta sentir que no había más trapos para escurrir en mi estómago, pero a su vez me dio de beber del más dulce de los besos que alguna vez soñé, y me hizo enamorar.

Respeto por las personas que amé. Respeto por el hombre que hoy está a mi lado. No me arrepiento de ser así, aunque no pueda evitar sufrir por las injusticias que me rodean. Tal vez deba aprender a ser más audaz, menos sensible e inocente, INDIFERENTE con el resto del mundo. No creo poder hacerlo...

Alguna vez me sentí menos que alguien... Un alguien que tenía forma de mujer, otros rasgos... Ella y yo, distintas... Cometí el error de compararme para saber el por qué de las cosas. Y en medio de una depresión que me estaba consumiendo, un amigo me abrazó y me dijo: "ABSOLUTAMENTE NADIE PUEDE COMPARARSE CON VOS. NO ES AL REVÉS. NO TE COMPARES PORQUE VOS SOS EL PARÁMETRO. CREEME, VOS SOS LA MUJER". No le creí, pero esas palabras me devolvieron la sonrisa. A partir de ahí me paré, arreglé mi cabello y continué mi camino.

Ayer me pasó lo mismo. Caí en la comparación cobarde. Con la garganta cerrada, me quedé una hora en el baño tratando de expirar la furia que me invadía. Lloré con la fuerza de una criatura, golpeé mis puños contra la pared... y recordé aquella frase... Mi hombre dormía... o tal vez no. Poco importaba en ése momento. Éramos ella y yo de nuevo. Una vez más enfrentadas en mi imaginario. Sin golpes, pero peleando por mi autoestima, esa que me robó hace 7 años por pura debilidad. Entonces, en el momento más álgido de la bronca, alcé mi vista y me miré al espejo. Sequé mis lágrimas. Acomodé mi cabello y sonreí.

"Mi amor, te pasa algo" escuché. "No, ya me acuesto". Respiré hondo y sentí que había ganado.

Gané mi pelea. Pero el terror de perder, de verlo partir, todavía lo llevo conmigo... y duele tanto...

Imagen: WEB

martes, 25 de septiembre de 2007

Viles estructuras...

Calles que chocan en aparente oscuridad,
Que silencian verdades inconscientes,
Que reprimen y subyugan nuestra mente
A un estado elevado de crueldad.
Y la culpa no se oculta, incandescente,
Se retuerce con el filo del destino.
Enemiga la elección, fue mal camino
El andado hasta ahora asiduamente.
Solo un haz de luz que me refleje,
Solo eso y enloquecen mis sentidos.
Lo sincero desordena lo vivido
Que tenía encarcelado a mi presente.
Solitario el corazón cuando se siente
Confundido al bifurcarse la salida.
Se acelera hasta ver sangrar la herida
De la lucha caprichosa e insolente.
Nadie gana en realidad, solo mentiras
Que se imponen devolviendo al cuerpo calma.
Pero en un segundo que se aquieta el alma
Duele ver que la verdad está perdida.

martes, 11 de septiembre de 2007

Resulta fácil...

Alguna vez le escribí:

"Me enseñaste que no es bueno que el olvido se nos torne habitual en el camino si la memoria nunca estará en calma... Me enseñaste que tu amor me llena el alma, y si el tiempo nos sumerge en la distancia lucharemos separados pero unidos"...

Recuerdo que le regalé estos versos un 11 de septiembre de 2001 sin saber qué sería de nuestro futuro.

Hoy, a seis años de aquella historia, me resulta fácil aprender a sobrevivir diariamente porque estoy a su lado de nuevo... Ver como puedo pelear con la realidad que aplasta cualquier intento de respirar aire puro, de remover la tierra para que broten hojas nuevas; discutir con el mundo con la necedad de quien desea vivir en lo que alguna vez se llamó "utopía"... reinventar lugares, espacios, personas, sueños...

De su mano siento que puedo hacer esto y mucho más. La mayoría de la gente que lo conoce comparte lo que pienso, pero no lo dice... Y yo, celosa, con miedo, aguerrida y protectora, lo abrigo a cada instante... Ahí es cuando nada me importa.

Hoy sigo siendo su eterna compañera de lucha. Decidí estar al lado del hombre más maravilloso que pude haber conocido, tan lleno de ternura como de fuerza. Contradictorio, sí, pero adorable en cada discusión aunque uno no se proponga quererlo. Con errores como cualquier ser humano, pero con la nobleza de reconocerlos a tiempo... a su tiempo, ése que va al revés del que marcan los relojes de la burguesía, los mismos que usa con ironía y sin quejas. Así vive, y trata de ser feliz con cada elección que realiza.

Ése hombre es el que amo... es el que me enseña a tener paciencia a pesar de mis impulsos, a sonreir a pesar de las broncas y a no "comerme" por los nervios.

...Gracias por dejarte amar al menos de a ratitos... y feliz día.

Hasta la victoria siempre.

Imagen: WEB

lunes, 3 de septiembre de 2007

Amar y Envejecer II

Ya no me encuentro preguntando sobre amor;
por fin no hay nada que pretenda no saber,
Entiendo que no hay relación entre amar y envejecer .
Ya no me encuentro preguntando como dar;
por fin comparto, por el miedo de perder,
el milagro de tus caricias llegando el amanecer.

Ya no me puedo contestar un “yo que sé?”,
p
or fin entiendo que en tus redes yo caí.
Ya no me encuentro preguntándome un “por qué?”.
Por fin entiendo de una vez el porque sí.
Porque te vi, te deje entrar, cerré la puerta y te elegí.

Porque esos dos faroles pueden hacer
que si estoy fané, las pequeñas cosas
se bañen del brillo de tu ternura
que transmitís cuando me mirás.
Hoy puedo entender que te gusta el té,
que odias el café, que no querés rosas,
que a pesar del vértigo no hay altura
que impida que me saque el disfraz.

Tirando a matar, dándonos changüí,
puro razonar, puro frenesí.
Se escribe así nuestra historia,
que funcione o no, que esté bien o mal,
vivirlo con vos para mi es la gloria.
Sin escatimar, sin darnos de más,
sin acelerar, sin tirar pa’ atrás.
Siempre fue así nuestro asunto;
le falta de acá, le sobra de allá,
retocándolo, pero siempre juntos.

Ya no le temo a ese cagón que habita en mi,
ni a sus ataques tontos de furia precoz;
distingo excusa y resultado,
y ahora elijo estar con vos.
Ya no me encuentro figurando en el veraz,
por fin no debo más de lo que va a venir;
pago el precio de tenerte, darte amor y ser felíz.

Ya no me puedo contestar un “yo que sé?”,
por fin entiendo que en tus redes yo caí.
ya no me encuentro preguntándome un “por qué?”
Por fin entiendo de una vez el porque sí.
Porque te vi, te deje entrar, cerré la puerta y te elegí.

Porque me es imposible imaginar
agonía más cruel, más aterradora
que tu alma y mi alma alejándose;
Uno arriba del tren y otro en la estación.
En los momentos en los que quiero escapar
De mi propia piel, vos sos mi doctora;
con tu panza y mi panza rozándose
no hay poeta que no haga una canción.

Tirando a matar, dándonos changüí,
puro razonar, puro frenesí.
Se escribe así nuestra historia,
que funcione o no, que esté bien o mal,
vivirlo con vos para mi es la gloria.
Sin escatimar, sin darnos de más,
sin acelerar, sin tirar pa’ atrás.
Siempre fue así nuestro asunto;
le falta de acá, le sobra de allá,
retocándolo, pero siempre juntos.

Piti Fernández - Las Pastillas del Abuelo
Imagen: WEB